lunes, 6 de mayo de 2013




Ayer moría asesinado por una palabra
y en la agonía sólo me acompañaba la soledad
y como un sepulturero con pala al hombro
el silencio esperaba mi expirar.
Quien había disparado tales municiones cargadas de veneno,
muere día a día bajo el peso de su propia maldad.
Yo sobreviví; siempre me levanta de entre los muertos
una mano que da cuerda a mi viejo reloj;
siempre esa misma mano me indica “ve, y sigue caminando”
no antes, sin darme un fuerte y amoroso abrazo;
y así prosigo peregrino, caminando entre municiones en el suelo,
entre trincheras y heridos a palabrazos
alentando a los caídos a levantarse y seguir sus caminos
porque esa es la vida del soldado
esforzarse y ser valiente y alentar a sus compañeros ;
y el que nos cura las heridas en beligerancia,
el que nos dice “levántate y anda” es nuestro Jesucristo
que nos asegura la batalla ganada.

 Diego Emilio Corzo.


sábado, 16 de febrero de 2013

Mis pasos sobre tierra seca.





Mis pasos van sobre tierra seca;
el mundo que me rodea exige de mí, lo que no le daré,
porque pide a gritos cave mi propia tumba,
Mas ya no le pertenezco,
he sido arrancado del abismo.
he sido lavado por sangre sacrosanta
y el espíritu que hoy mora en mí,
va lavando el barro que cubre mis ojos,
va deshelando mi corazón, ayer, piedra borrascosa.
Se levantan como grandes muros los enemigos,
porque ser hermano de Cristo es enemistad con el mundo;
ahora queda la lucha, la carrera sin tregua,
de morir una y otra vez en la batalla,
hasta ser perfeccionado,
hasta ver la gloria de un Dios que nos ama.

Diego Emilio corzo


sábado, 26 de enero de 2013

El poeta ha muerto.



“El poeta ha muerto”
Susurraron las féminas que creían ser ninfas
Y en la prevaricación de sus secretos,
con un hálito de nostalgia,
de amantes de soldados que no regresarán de la batalla;
Sollozaron remembranza de afirmante despedida.

“amante sin igual de poemas lacerantes,
cuyas letras penetraban la coraza de la piel mas dura;
se ha perdido en los laberintos del silencio
ha cambiado pasión por serenidad;
de lobo estepario a oveja en su redil.
Dejamos nuestras lágrimas sobre tus viejos vestidos,
poemas que han de añejarse como el vino
pero que el viñador no catará jamás;
fuiste una ráfaga que arrasó las emociones
como una estrella fugaz resplandeciente,
que cruza el firmamento y luego desaparece.
Te decimos adiós del mundo glorioso que te rodeaba
¡Las puertas estaban tan abiertas a tu juventud impetuosa!
pero te has marchado por la delgada inverosímil vida eterna.
Adiós poeta… De luto nos vestimos hoy,
mañana se levantarán miles como fuiste tú
entonces serás un lindo recuerdo que desaparece
Como las cenizas son esparcidas por el viento”

Pero una voz poderosa como el trueno,
potente como el rugir del León en la selva
se escuchó con un cántico como respuesta:

“El poeta ha muerto porque la semilla debe caer y morir,
porque está llamado a dar frutos que no perecen,
está llamado a portar como espada, la palabra sacrosanta.
Será un guerrero cuyos enemigos no podrán atravesar su escudo,
porque su escudo será del oro color sangre;
sangre que redime la carne humana y que doblega a los petulantes;
llevará detrás de sí, adelante y a sus costados, ejércitos de ángeles.
Sus versos serán la antífona que sosegará almas sedientas,
yo estaré endulzando con verdades de mi corazón
su oído presto a mí;
como galardón ya tiene su corona,
y por su entrega ya tiene vida eterna;
solo le queda el peregrinaje en el mundo,
que ya es para él, tierra ajena.
Por ello lo llamo peregrino poeta,
cuya pluma tendrá de tinta mi Santo Espíritu
y será esparcido, no como ceniza al viento,
Sino como palomas mensajeras.”

 



lunes, 31 de diciembre de 2012



Entre lo eterno y la nada. (03/03/2012)





Al margen de mi vida,
una brecha al infinito
y yo sigo circundando cosas vanas
de la efímera existencia.
Eres tan real y yo tan bohemio
que nos une la delgada senda del deseo;
yo procuro eternidades,
tu procuras momentos;
yo escribo un posible mañana,
tu cierras lo vivido antes de ir a dormir
¿Acaso no ves que procuro ser eterno contigo?
Pero tu quieres de mí algunos instantes.
Me asesinas de noche me revives por las mañanas...
que un día no habrán.

Diego Emilio Corzo.




miércoles, 21 de noviembre de 2012

POEMARIO VARIOS  
 

No hay..

No hay poema si no hay amor
solo verborragia de un sin fin sin sentidos,
pura vana y altanera retórica barata.
No existe poema que hable de la existencia,
si no se tiene en el corazón “ese” estro,
esa flama que enciende el alter ego
que sin importarle el ridículo o las burlas,
recita versos a los cuatro vientos.

Diego Emilio corzo

Poetiza

Poetiza de labios de fuego,
de corazón de hoguera;
cuya sangre que corre en tus venas
es tinta y viceversa,
que derramas en la hoja con versos de oro virgen.
Poetiza de sueños de amores verdaderos,
que se vuelven fugaces;
quizás no exista quien esté a tu altura
de amante inalcanzable;
quizás, solo quizás, deberías detenerte
y dejar que te sorprendan,
porque en tu énfasis de entrega
no dejas espacio para recibir lo que tu corazón espera.

Diego Emilio corzo.


Eres perfecta.

Tu rostro es tan bello
que en él no hay tiempo;
no eres niña, no eres mayor
no eres joven… eres perfecta.

Diego Emilio corzo

Que esconden.

¿Qué esconden tus pupilas al mirarme,
que dan orden a tus labios que sonrían?
¿Qué esconde tu sonrisa que da orden a tu boca
a precipitarse a la mía con un beso?
Y al besarme ya sé que esconden tus pupilas

Diego Emilio corzo

Eclipse

Como un eclipse,
tus labios apagaron las voces de mi boca,
tu rostro cubrió mi cara,
mi cuerpo se alineo al tuyo;
fue en una secuencia que duró largos instantes;
pero lo eclipses suceden y luego todo vuelve a su lugar,
aunque quedan grabados en la memoria de la mente;
Como tu beso ha de quedar en la memoria de mi corazón.

Diego Emilio Corzo.

He perdido…

He perdido entre el tumulto de gente,
las pistas que me llevaban a vos.
He florecido en jardines ajenos buscando tu hogar,
y al no hallarte me he vuelto cenizas;
pero el soplo de vida me dio nueva existencia,
ahora estoy desnudo de tanta vanidad,
de tanta loca carrera a la nada;
ahora estoy donde debía haber estado siempre;
voy camino por senda angosta
con la pasividad de hombre nuevo;
y la bendición que recibo de ello,
es la promesa de que existes,
de que éstos labios no morirán secos;
y que éste cuerpo no será sólo mío.

Diego Emilio Corzo.