Incertidumbres.
Me vuelvo
sombra en la quietud de mis días
que lacerantes
como estocadas invisibles
van quitándome
el habla, las fuerzas, el alma.
Soy todo y
soy nada,
soy alguien
soy nadie.
Escribo en
la tempestad el reflejo inevitable
de mi burda
existencia de éstos últimos días.
El cielo
está tan arriba y el infierno es tan profundo
que apenas
si puedo aferrarme en los escombros
que existen
entre estos dos mundos.
La esperanza
es sublime he infinita
y se
encuentra a cientos de kilómetros de mí;
la fe
trastabilla entre lo no dicho y la ausencia
entre el
olvido y la inconstancia de mi espíritu,
que
sabiendo de la existencia absoluta del amor
se ha
abandonado a las desidias de la decepción.
Existe un
camino sin excepciones de espinas
estoy en el
umbral de su entrada, atado de pies y manos
sediento,
como páramo clamando lluvia tardía;
no hay
éxito sin no hay lágrimas
y si no
muere el viejo hombre en nosotros;
pero ésta
espera plagada de demonios
de susurros
linfáticos pero influyentes a la tumba,
más el caos
de los días modernos de un mundo que me acorrala,
hacen de mí, éste difunto, ésta cáscara de lo que fui y lo que soy
con incertidumbres
de lo que realmente seré.
Diego
Emilio Corzo.
2 comentarios:
“El cielo está tan arriba y el infierno es tan profundo
que apenas si puedo aferrarme en los escombros
que existen entre estos dos mundos” Está estrofa me ha llegado al alma.
Tus palabras denotan –como bien dices- la incertidumbre en la que vives, la ambivalencia de tu existencia y tus creencias, la negatividad que desea repeler y que se adhiere a tu organismo por el mero hecho de ser humano. Recuerda que, como tal, estamos supeditados al bien y al mal y que cuando no puedes con el enemigo, te a lías a él.
Claro, de la forma que tú deseas y no de la que él te propone. Esta es la letra pequeña que pocos ven.
Magníficas versos, saludos
Ann@
Pro ciero, me encanta el vídeo.
Qué coincidencia, yo también utilicé unos de sus temas en mi anterior publicación. Un beso, Ann@
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