lunes, 31 de diciembre de 2012



Entre lo eterno y la nada. (03/03/2012)





Al margen de mi vida,
una brecha al infinito
y yo sigo circundando cosas vanas
de la efímera existencia.
Eres tan real y yo tan bohemio
que nos une la delgada senda del deseo;
yo procuro eternidades,
tu procuras momentos;
yo escribo un posible mañana,
tu cierras lo vivido antes de ir a dormir
¿Acaso no ves que procuro ser eterno contigo?
Pero tu quieres de mí algunos instantes.
Me asesinas de noche me revives por las mañanas...
que un día no habrán.

Diego Emilio Corzo.




miércoles, 21 de noviembre de 2012

POEMARIO VARIOS  
 

No hay..

No hay poema si no hay amor
solo verborragia de un sin fin sin sentidos,
pura vana y altanera retórica barata.
No existe poema que hable de la existencia,
si no se tiene en el corazón “ese” estro,
esa flama que enciende el alter ego
que sin importarle el ridículo o las burlas,
recita versos a los cuatro vientos.

Diego Emilio corzo

Poetiza

Poetiza de labios de fuego,
de corazón de hoguera;
cuya sangre que corre en tus venas
es tinta y viceversa,
que derramas en la hoja con versos de oro virgen.
Poetiza de sueños de amores verdaderos,
que se vuelven fugaces;
quizás no exista quien esté a tu altura
de amante inalcanzable;
quizás, solo quizás, deberías detenerte
y dejar que te sorprendan,
porque en tu énfasis de entrega
no dejas espacio para recibir lo que tu corazón espera.

Diego Emilio corzo.


Eres perfecta.

Tu rostro es tan bello
que en él no hay tiempo;
no eres niña, no eres mayor
no eres joven… eres perfecta.

Diego Emilio corzo

Que esconden.

¿Qué esconden tus pupilas al mirarme,
que dan orden a tus labios que sonrían?
¿Qué esconde tu sonrisa que da orden a tu boca
a precipitarse a la mía con un beso?
Y al besarme ya sé que esconden tus pupilas

Diego Emilio corzo

Eclipse

Como un eclipse,
tus labios apagaron las voces de mi boca,
tu rostro cubrió mi cara,
mi cuerpo se alineo al tuyo;
fue en una secuencia que duró largos instantes;
pero lo eclipses suceden y luego todo vuelve a su lugar,
aunque quedan grabados en la memoria de la mente;
Como tu beso ha de quedar en la memoria de mi corazón.

Diego Emilio Corzo.

He perdido…

He perdido entre el tumulto de gente,
las pistas que me llevaban a vos.
He florecido en jardines ajenos buscando tu hogar,
y al no hallarte me he vuelto cenizas;
pero el soplo de vida me dio nueva existencia,
ahora estoy desnudo de tanta vanidad,
de tanta loca carrera a la nada;
ahora estoy donde debía haber estado siempre;
voy camino por senda angosta
con la pasividad de hombre nuevo;
y la bendición que recibo de ello,
es la promesa de que existes,
de que éstos labios no morirán secos;
y que éste cuerpo no será sólo mío.

Diego Emilio Corzo.
 













martes, 23 de octubre de 2012




Cuenta regresiva 

El mundo se auto devora,
los hombres planifican sistemas,
construyen montañas de nuevos valores
que se convierten en precipicios,
desde donde luego se lanzan
hacia un abismo que desconocen.

El mundo está en cuanta regresiva,
es su andar camino a la fosa,
mas entre los hombres algunos brillan;
no por logro de sus propios méritos,
porque la gloria humana muere con ellos,
sino que brillan con la gloria de Dios
porque llevan en su interior al Cristo,
que ha desechado el reloj interno
que tiene un principio y un final,
para sembrar en ellos eternidad.

El mundo se divide entre justos he injustos;
los primeros aman a Dios,
los segundo aman sus propios caminos
¿Y puede un fruto permanecer vivo
Sin la planta de donde provino?
Si puede; pero su tiempo es corto,
la podredumbre le llegará pronto;
en cambio el fruto que permanece en la planta,
lleva vida en abundancia.

Diego Emilio Corzo.


lunes, 15 de octubre de 2012

Despojo y Abandono

Me ha entrado al alma una angustia que no distingo
Pareciera que viniera de mis propios miedos
Trepando como arañas a mi confianza
Anidando en olvido y polvo.

Van cubriendo de telarañas la fe 
Que ayer movía montañas.
Y es que todo lo que sueño
Todo lo que añoro se vuelve cenizas
Antes de ser concebidos.

Estoy en punto muerto
Soy como el náufrago en medio del océano
Voy caminando como espectro sin mañanas
¿A dónde fueron las promesas de victoria?
¿A dónde el gozo de la misericordia?
¿A dónde el presente que marca el buen paso?
¿Que hay detrás de todo esto
que no puedo vislumbrar?
¿Que oraciones hay que elevar?

La paciencia hoy es una sala
de quirófano de hospital
donde espero en sus pasillos cargados de incertidumbre.
El tiempo pasa y se lleva mis mejores años
Y aún sigo en el mismo sitio sin poder avanzar
Mientras mis verdugos susurran prevaricaciones
Contra mi persona,
Mientras me acusan de merecedor de mi presente
Y siento rabia de la lástima disfrazada de compasión
Siento rabia de la hipocresía que te da palmadas en el hombro
Siento rabia de los ciegos del alma
Siento rabia del descomunal silencio
Que sólo me trae despojo y abandono.

Diego Emilio Corzo.






martes, 25 de septiembre de 2012



Amarte

Amarte es saber que existe una vida entera contigo,
es querer romper con el capricho del destino
si fuera dividir nuestras sendas.
Amarte es querer buscar la lógica del amor
que siendo ilógica, es perfecta y eterna
cuando entre nosotros está Dios.
Amarte es la disciplina del arte de todos los días,
la misma que trae la aurora cada mañana
que siendo parecida a la anterior
es completamente diferente.
Amarte es tan simple como complejo,
es una tarea dulce,
Como el labor del jardinero
que en empeño de su pasión
puede hacer de un simple vergel,
un paraíso edénico.
Amarte vida mía
es renovarme cada día,
es callar a la estrepitosa burla de la muerte,
Con el sonido leve de nuestros labios al besarnos.

Diego Emilio Corzo.


Poesía


Ya lo dijo el poeta
“mientras haya en el mundo primavera
habrá poesía” (Gustavo Adolfo Bécquer)
Hoy existen muchos falsos poetas
que vistiéndose de letras profanas
se adjudican una falsa gloria,
porque si bien, como dicen los proverbios:
“No hay nada nuevo bajo el sol”,
al verdadero poeta se le ha dado el don
de recrear lo creado,
de reinventar la vida y la muerte
en un capricho desesperado
por entender lo que se da por entendido
y no entiende.
El falso poeta llama a las cosas por su nombre,
sólo las decora tratando de semejarla
a lo que supone está de vanguardia,
porque su fin es el aplauso.
En cambio el verdadero poeta
anda errante, buscando parte de sí mismo
en los márgenes de los espejos,
o a campo abierto,
en las piedras, las flores,
las aguas, en su prójimo,
en algún romance no entendido,
en todas las religiones;
habla del cielo,
sólo si siente haber rosado el infierno.
Vivirá cien vidas en su única existencia,
porque si bien el tiempo no perdona
él no perdona al tiempo,
lo transgrede con el poder de su poesía lacerante,
como millares de saetas lanzadas hacia la nada,
no detiene la marcha en su mano que empuña la pluma,
ni en la rendición de los cobardes;
no se duerme en las glorias humanas
ni en los aplausos aduladores,
simplemente sin saberlo
él trasciende la muerte.

Diego Emilio Corzo. 


domingo, 9 de septiembre de 2012

Podrán...

Podrán desearme la muerte mis enemigos
y permaneceré inalterable.
Podrán prevaricar las malas lenguas
sobre mi persona,
y mi alma se mantendrá inmutable.
Podrán poner mi cuerpo bajo el candente fuego rojo
pero pese al dolor de mis carnes
no conseguirán sacar de mis labios palabras de rendición;
pero vida mía,
si te perdiera porque el destino nos dividiera,
me amigaría de la muerte
me sometería a los prevaricadores
y bajo el candente fuego rojo,
mi cuerpo solo repetiría tu nombre.

Diego Emilio Corzo.
 


lunes, 20 de agosto de 2012


Manifiesto de Amor.

Hay quienes hemos muerto varias veces
porque nos hemos lanzado a la locura de amar sin saber que es el amor
y hemos confundido cardos por rosas
hemos bebido de labios que nos han tenido prisioneros
e incluso hemos festejado de ser esclavos moribundos,
a merced de quienes entregamos nuestras vidas
como si le entregásemos a un ídolo.
Nuestros corazones buscan inevitablemente la adoración
y confundimos nuestra sed de amar y encontrar un amor,
buscando a la persona que será la razón de nuestra adoración;
y los proclamamos ídolos en nuestros corazones, que incluso siendo de barros,
los vemos de oro, angelicales y perfectos.
Pero en esta carrera loca hacia la muerte
vivimos la vida con cierto frenesí de atosigarnos de vivencias,
amores (ídolos) aquí y allá.
Con la idea fija de vencer a la muerte
hacemos de nuestras vidas una suerte de laberintos,
nos perdemos en sus pasillos, volvemos sobre los mismos
y nunca encontramos la salida de ésta carrera desenfrenada,
donde ilusionados, aceleramos nuestros pasos tras creer vislumbrar
la salida, y nos encontramos con otro pasaje sin escapatoria;
hasta que caemos rendidos y abatidos, donde el respirar incluso nos es molesto…
Y es entonces cuando escuchamos la voz que venimos callando
la voz que nos dice “ven a mí hijo”.
Si somos capaces de humillarnos dejando de lado nuestro yo,
sabremos que el amor siempre estuvo,
que la inevitable sed de adorar es parte de nuestra naturaleza para con Dios,
pero en tiempos de incredulidad preferimos adorar a nuestros pareceres
y ya no vemos al amor como un tesoro inalcanzable
porque el amor está allí, en el Dios vivo
y el manifiesto de amor más puro lo hallamos en Jesucristo,
su unigénito, que dio la vida para cada ser humano que cree en él,
como el único camino, verdad y vida;
creyendo por fe éstas verdades,
despertamos de la vieja vida que muere tras nosotros,
pero se levanta una nueva, con los ojos puesto en Cristo
ya no andamos como ciegos que vuelven tras sus pasos
sino como lumbreras amando a Dios y amando a nuestro prójimo
que son todos aquellos que nos rodean,
comprendiendo que amar no es fácil
pero es un desafío de todos los días, animarnos a entregarnos
a ser instrumentos de amor para que otros conozcan
el amor del Dios padre en nosotros;
así, tal vez encontraremos la persona que el Altísimo
sabe que deseamos encontrar con todo nuestro corazón,
para que ya, no siendo uno sino dos,
unamos las fuerzas en una institución tan sagrada
por ser la primera que instituyó nuestro señor,
el Matrimonio del hombre y la mujer

Diego Emilio Corzo.




lunes, 13 de agosto de 2012


I 


Incertidumbres. 

Me vuelvo sombra  en la quietud de mis días
que lacerantes como estocadas invisibles
van quitándome el habla, las fuerzas, el alma.
Soy todo y soy nada,
soy alguien soy nadie.
Escribo en la tempestad el reflejo inevitable
de mi burda existencia de éstos últimos días.
El cielo está tan arriba y el infierno es tan profundo
que apenas si puedo aferrarme en los escombros
que existen entre estos dos mundos.
La esperanza es sublime he infinita
y se encuentra a cientos de kilómetros de mí;
la fe trastabilla entre lo no dicho y la ausencia
entre el olvido y la inconstancia de mi espíritu,
que sabiendo de la existencia absoluta del amor
se ha abandonado a las desidias de la decepción.
Existe un camino sin excepciones de espinas
estoy en el umbral de su entrada, atado de pies y manos
sediento, como páramo clamando lluvia tardía;
no hay éxito sin no hay lágrimas
y si no muere el viejo hombre en nosotros;
pero ésta espera plagada de demonios
de susurros linfáticos pero influyentes a la tumba,
más el caos de los días modernos de un mundo que me acorrala,
hacen de mí, éste difunto, ésta cáscara de lo que fui y lo que soy
con incertidumbres de lo que realmente seré.

Diego Emilio Corzo.